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INFORME ESPECIAL

Carnaval toda la vida: la llama aún se mantiene viva en la ciudad y la región

Pese a que la pandemia impide la organización de un evento de magnitud, comparsas, murgas y batucadas están activas. Los corsos barriales que desafían a la pandemia. Y la opinión de los protagonistas.

Por Leandro Grecco
[email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

La pandemia se llevó parte de la alegría, además de la angustia que trajo aparejada por la emergencia sanitaria que aún persiste, pero permite ver una luz de esperanza en el final de un túnel del que todos queremos salir. Los carnavales fueron y, buscan volver a ser, una fecha alusiva, capaz de convertir la desesperanza en felicidad, solo con el colorido y el compás de la música que hace mover hasta al más aburrido.

Los corsos tienen una tradición muy rica desde el punto de vista histórico. En Bahía Blanca y la región, se paralizaban las actividades y eran todo un acontecimiento en sí mismos. Antes de la aparición del Covid, estos eventos transitaron momentos de zozobra e incertidumbre, viéndose marginados de los primeros planos, en especial, por el aprovechamiento que una minoría hacía de estas convocatorias para cometer ilícitos y propiciar escenas de pugilato.

En esta oportunidad, La Brújula 24 se interiorizó respecto de la labor que desarrollaron las distintas comparsas, murgas y batucadas de la ciudad y la región. De qué manera se mantienen motivados para seguir perfeccionándose, pese a que este año no habrá una cita central para llevar a exhibir todo el potencial. También nos interesó ocuparnos de conocer el municipio bahiense para asistir a las agrupaciones que hacen un aporte invalorable a la cultura local.

En primer término, este diario digital contactó a Rubén García, Director de Cultura Emergente y Actividades Culturales en Espacios Públicos de la comuna, quien aclaró que “las agrupaciones que participan de los corsos en la ciudad reciben una suma de dinero, la cual se articula desde el fondo de eventos permanentes del municipio”.

“Este año, luego de que se decidiera por la pandemia no realizar los carnavales todos los fines de semana de febrero y marzo por los distintos barrios, la idea es que destinen esos montos con la premisa de fortalecer sus estructuras, adquiriendo equipamiento”, manifestó, en una comunicación telefónica con este medio.

No obstante, dejó entrever una luz de esperanza: “Existe la posibilidad de llevar adelante un único encuentro para mostrar todas las comparsas, algo que aún está por definirse y podría llevarse a cabo en marzo. Si esto no se concreta, el apoyo de la comuna está absolutamente garantizado”.

Los Pre-Carnavales, la alternativa para mantener el ritmo

El primer fin de semana de febrero tuvieron lugar los Pre-Carnavales en Ingeniero White y Villa Rosas. Uno de sus organizadores fue Damián Díaz, referente de la Comparsa Porto Alegre quien en primer término agradeció al área de Cultura local por aportar dos bandas musicales para el evento y al Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca por la contratación del sonido.

“Los preparativos no fueron fáciles, nos costó, pero de a poco las delegaciones municipales consiguieron el escenario y las vallas, además de los micros para ir a buscar a las agrupaciones colegas que viajaron desde Punta Alta para aportar colorido y calidad a la convocatoria, todo un desafío en estos tiempos que corren”, rompió el hielo Díaz, con la satisfacción del deber cumplido.

Sobre este evento en particular, detalló que “fueron tres los grupos que participaron en la organización: el grupo de baile Sisu Virago, que se conformó en octubre del año pasado y por el momento está compuesto por mujeres que bailan ritmos brasileños. Otro aporte vital fue el de los feriantes del Parque Arturo Illia, comandado por Fabiana Quintana, el cual está en constante movimiento. Y nuestra comparsa Portó Alegre suma personas que reúne gente con ganas de aprender a tocar algún instrumento o bailar con el único propósito de pasarla bien y divertirse”.

“Notamos que hay un auge en la región de este tipo de propuestas. Suele ser clave que acompañe el factor climático para lograr la afluencia de público, algo que no nos ocurrió en White, pero que mejoró cuando nos presentamos en Villa Rosas. Por tratarse de dos fechas no oficiales, estamos satisfechos porque nos permitió ponernos a prueba, sabiendo que cuando la situación sanitaria lo permita, con seguridad y controles, se podrá replicar sin temor a fallar”, concluyó uno de los que motoriza los encuentros.

Punta Alta también aporta su colorido

La batucada Ritmo Imponente es la marca registrada en el partido de Coronel Rosales. Cuenta con dos calificados referentes, destacados por su participación en afamadas agrupaciones de percusionistas que al son de su música, son seguidos por bailarines que acompañan su ritmo.

Nicolás Herrera es uno de ellos, con activa participación en la Comparsa O’ Bahía en Gualeguaychú, donde obtuvieron el segundo puesto en el Carnaval del País en 2018 y en el año 2020 lograron el primer lugar en los carnavales entrerrianos.

Marcelo Falaschi es otro referente, quien formó parte de comparsas como Acuarelas, Universo, Comparsa Punta Alta. Hasta que logro formar una propia: Batucuerda, de la que fue dueño y director durante 11 años y luego de un impasse volvió con todo a los escenarios. Con él, habló La Brújula 24.

“Obviamente durante la cuarentena dura, en la cual no podíamos juntarnos, mantuvimos activo el grupo de Whatsapp mostrándoles a todos, las ideas que había a futuro, para incentivarlos y sea más llevadero el tiempo que tuvimos sin ensayos. Luego cuando se empezó a reactivar todo con aforos reducidos, pedimos autorización a la Municipalidad para poder juntarnos a ensayar en el polideportivo municipal, acorde a la cantidad de gente que se podía al aire libre, y así logramos armar de a poco lo que hoy estamos presentando en cada Carnaval”, esbozó Falaschi.

“Los costos de los materiales son altísimos”

En lo que respecta al financiamiento, “los gastos son afrontados mediante venta de rifas, shows privados que puedan llegar a surgir, y con subsidios de la municipalidad que se entregan a todas las agrupaciones que conforman la cultura rosaleña. Hoy los costos de materiales para el vestuario y percusión, son altísimos. A veces el esfuerzo tiene que ser el doble para poder llegar a conseguir el dinero y lograr que el grupo salga lo mas completo posible y brindar un lindo show para la gente”.

“Por lo general se ensaya dos veces a la semana con una duración de dos horas por encuentro. Igualmente es relativo, todo depende de la cantidad de gente con la que contamos para poder realizarlos, teniendo en cuenta que muchos tienen responsabilidades tanto estudiantiles como laborales, por lo tanto es muy complicado juntarlos a todos”, concluyó un experimentado en esta materia.

Comparsa Daimara, un toque de profesionalismo a los corsos

Elías Silva también llegó desde la vecina localidad de Punta Alta para sumarse a la invitación para los Pre-Carnavales y como líder de la Comparsa Daimara se manifestó a favor de esta reactivación, esperanzado de poder llegar a una plenitud que permita soñar con una nueva normalidad, más parecida a los tiempos en los que la palabra pandemia no figuraba en el imaginario social.

“En nuestra comparsa tenemos 20 bailarinas de Bahía Blanca. Considero que es una ciudad a la que le gusta el carnaval, pero ocurre que en las últimas oportunidades han surgido algunas complicaciones por peleas entre las personas que asistían como parte del público. Algo similar también ocurrió tiempo atrás en Punta Alta, sin embargo se logró erradicar ese problema desde que los organizadores establecieron el derecho de admisión. Por eso toda la gente que ocasionaba disturbios no regresó”, argumentó Silva, frente a la primera requisitoria de este cronista.

Y fue aún más allá: “Así, creció el nivel de las comparsas y, en paralelo, se acercó más gente a la que si se le cobrara por el precio de una entrada estoy seguro que no se quejaría. Respeto mucho a las murgas, pero darle al público más variedad con comparsas y batucadas sería más vistoso. Bahía, siendo una ciudad tan grande, podría organizar un corso maravilloso como cabecera de esta clase de eventos. Todos los años sumamos nuevos miembros, a los que les decimos que se incorporen en los meses de agosto o septiembre para llegar preparados con los ensayos y estén seguros y con confianza en febrero cuando comienza la temporada alta”.

“Entre nosotros existe la competencia, pero en cierta forma es lo que alimenta a que todos sigamos creciendo. No obstante, no tenemos relación con otros conjuntos de Bahía, más allá de que se tejió un lazo de amistad muy sano y franco con los chicos de Ingeniero White y nos cursamos invitaciones cruzadas a los carnavales, siempre tratando de cumplir mutuamente, prestándonos instrumentos o hasta gente en caso de que alguna de las dos agrupaciones tenga bajas. Esa buena vibra se percibe y es muy saludable”, finalizó, abierto a seguir sumando fechas para el calendario de actividades.

Las actividades que vinculan los lazos familiares no deben perderse. Nadie tiene que resignarse a la posibilidad de disfrutar al aire libre y sanamente de tradiciones como la de los corsos, que son una marca registrada de los argentinos. Que nadie nos robe la alegría…

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