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La impresión y la sorpresa marcan el ritmo de la tira

La vuelta de “El Marginal” en una inesperada y certera cuarta temporada (2da parte)

Sigue cosechando éxitos la tira de Sebastián Ortega que ya es materia de culto en el mundo latino.

Por Fernando Quiroga
Especial para La Brújula 24
Miami, Florida, Estados Unidos.

Muchas son las consideraciones generales sobre lo asertiva que resulta ser la serie, sin embargo, también se notan algunos excesos.

De todas las cosas que definen a esta cuarta y polémica temporada, tal vez ninguna más fuerte que las drogas. No sólo el tráfico de cocaína es “la palanca” para que los Borges ganen la confianza del nuevo “capanga” del penal, Coco, interpretado por Luis Luque, sino que las escenas donde Pastor/Palacios y Diosito se inyectan son claramente (y seguramente sin esa intención original) apológicas. Los delirios de ambos, cristalizados en secuencias surrealistas (también toda una innovación en la tira) refieren a esta condición.

Algo expresionista, la serie apela a la fuerte impresión general a través de conductas exacerbadas: las penalizaciones en el buzón, pueden durar un mes y ser plenamente de lesa humanidad; ante un exabrupto de los presos, la solución disciplinaria es la violación; un miembro de la Sub 21 es crucificado como escarmiento… sin juzgar el producto artístico, hay que convenir que Sebastián Ortega subió la apuesta de shock ante una cuarta parte más que esperada.

Como lo logró Ana María Piccio en la temporada anterior, la participación de Rodolfo Ranni, otorga un refresh fantástico, un viento de cambio positivo que potencia las condiciones esperadas de una serie, a la vez cautivante y altamente impresionable.

No hay capítulo que no posea en su haber drogas, muertes, abusos (en cualquiera de sus formas), mugre (tal vez la vertebralidad estética depende de ésta) y corrupción.

El Marginal, no solo narra lo que su temática denota; es quizás una compleja y valiente vidriera de lo más terrible de nosotros mismos, porque, sin arribar a la delincuencia como forma de vida, nuestras más oscuras pasiones y necesidades, en situación de vida o muerte, operarían igual que las de cada personaje de la tira. Y esa certeza, esa incómoda e inapelable realidad, es lo que hace que el producto tenga el éxito que tiene. Aplausos.

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