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Según un estudio realizado en escuelas privadas

Vuelta a la presencialidad: detectan angustia y apatía entre estudiantes secundarios

Un 67,5% de los adolescentes que concurren a instituciones de gestión privada de la Provincia siente que el aislamiento afectó su personalidad en distintos aspectos.

El largo alejamiento de las aulas por las medidas sanitarias tuvo en los adolescentes un efecto mucho más serio que el temido retraso en su formación. La vuelta a la presencialidad escolar dejó en evidencia entre ellos un claro impacto emocional expresado en un aumento de la ansiedad, la angustia y el desinterés. Si bien algunos docentes ya venían tomando nota de ello, el fenómeno acaba de ser corroborado por un estudio hecho entre alumnos de colegios privados del ámbito provincial.

Un 67,5% de adolescentes que concurren a colegios privados bonaerenses siente que el aislamiento al que se vieron sometidos por la pandemia afectó de diversas formas su personalidad. Así lo señala entre sus conclusiones una encuesta de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Buenos Aires (AIEPBA) y JUNEP, la cámara que la nuclea a nivel nacional, según la cual los trastornos emocionales se multiplicaron entre los alumnos, lo que está afectando hoy su rendimiento escolar.

De acuerdo con la investigación, casi 4 de cada 10 estudiantes reconocieron tener síntomas de ansiedad, el 41,4% dijo que no logra focalizar la atención y un 47,8% señaló estar atravesando un momento de fuerte desinterés.

“Es llamativa la cantidad de estudiantes que reconocen los síntomas de ansiedad (37,8%) cuando el promedio para la población adolescente en 2018 era del 16,4%. Si bien en los últimos años la cantidad de casos tanto en adultos como en adolescentes ha ido en aumento, el incremento es más del doble” advierte el informe hecho en base a la investigación.

Los estudiantes encuestados también reconocieron sufrir cambios abruptos en sus estados de ánimo. El 27,9% manifestó que la ciclotimia le ocurre “siempre’’, mientras que el 44,1% respondió “a veces”. Como consecuencia de ello, el 42,7% dijo llorar, el 32,3% esperar a recuperar la calma, el 15% admitió deseos de golpear objetos o personas y el 10% se confesó que se descarga rompiendo o tirando cosas.

Por otra parte, el 43% respondió que suele sentirse “nervioso” a la hora de establecer nuevos lazos y hablar con compañeros, y 7 de cada 10 chicos manifestaron sentimientos de soledad.

“Sospechábamos que íbamos a tener estos resultados: situaciones de apatía, de angustia y ansiedad, que con la presencialidad iban a salir a la luz. Eso obviamente trae aparejado consecuencias en los aprendizajes. Los mismos chicos reconocen tener dificultades para prestar atención, para recordar cosas, para planificar y organizarse. Se necesita reorganizar todas las rutinas familiares. Hubo desajustes muy grandes en los hábitos, tanto los horarios de sueño, de tareas, de ocio, higiene personal y comida. Además se necesita limitar el uso de la tecnología, que puede estar afectando la socialización de los adolescentes”, entiende la psicóloga Giselle Pitaro Hoffman, una de las responsables de la investigación.

Fuente: El Día

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