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valiente testimonio

Odontólogo que denunció a la banda de la Quinta: “Que la gente pierda el miedo”

Horas después de comenzado el juicio por extorsión contra el exsubcomisario Pérez y los otros cuatro efectivos imputados, reconoció que declarar a un metro y medio de ellos no fue nada sencillo. Y volvió a relatar el hecho.

El valiente odontólogo que se animó a denunciar a la denominada banda de la Quinta, conversó esta mañana en LA BRÚJULA 24, en el marco del juicio oral que se lleva adelante contra el exsubcomisario Nicolás Pérez y otros cuatro efectivos: Washington Kalil Alexander Delgado, Daniel Enrique Dupré, Cristian Gabriel García y Matías Sebastián Guerra Velarde, quienes están acusados de extorsión, al solicitarle dos mil dólares a cambio de no armarle una causa penal.

“Conté lo mismo que declaré en Fiscalía y que hablé con La Brújula 24 en su momento. Esta vez tuve que estar frente a esos policías. Ellos estaban sentados a mi izquierda mientras hablaba, a un metro y medio de distancia. Fue una situación bastante estresante, en el momento traté de estar lo más tranquilo posible”, explicó el profesional, víctima del abuso de poder de los integrantes de la fuerza que están siendo juzgados.

Además, agregó en tal sentido que “considero que hice lo que tenía que hacer porque también hubiera sido un riesgo entregarle la plata y no sé si no me iban a seguir exigiendo dinero. No me quedaba otra opción”.

“Ayer cuando señalé a todos, miraban para abajo. El único que me miraba fijo es García Velarde. El comisario tenía una cara de susto tremenda. Espero que todo esto sirva para que otras personas hagan lo mismo y no permitir que gente de poder abuse de eso y aproveche para extorsionar, apretando personas, que tengan el coraje de denunciar porque no pasa nada. Son policías, pero son personas también, más allá de que entienda el miedo”, reflexionó, en otro tramo de su charla con el periodista Germán Sasso y el exfiscal Christian Long.

El hecho que derivó en la denuncia por extorsión

El odontólogo recordó aquella jornada, a algo más de un año de lo sucedido: “Tuve una situación en mi casa con mi pareja de ese momento y su amiga. Unas personas robaron y a ellas, a una cuadra y media, las estaban esperando para pegarles. A una de las chicas la apuñalaron. Había un problema anterior con las agresoras y la amiga de mi pareja, a las cuales había denunciado en la comisaría Quinta”.

“La noche que se produjo el ataque terminamos en la clínica Osecac, luego de los puntazos. La amiga de mi pareja llamó a los policías de la seccional a los cuales conocía. Cuando hablé con ellos les comenté que eran personas que vendían droga. Eso fue un jueves a la noche y me pidieron que al día siguiente a la mañana vayamos a hacer la denuncia por la mañana”, resaltó, aún algo conmovido por la delicada situación.

Acto seguido, prosiguió con la crónica de aquellas horas: “Finalmente me pidieron que vaya solo, accedí y me encerraron en una habitación: eran cuatro policías y el comisario. Me empezó a acusar de que yo estaba de joda con las chicas y que tenía que ver con el mundo de la droga. Me amenazaba con abrirme una causa, mientras los otros policías me pedían que me quede tranquilo”.

“En un momento me plantean que si colaboraba con ellos, no me iban a arruinar la vida difundiendo mi nombre en los medios. Uno de ellos me decía que era de prensa y tenía contacto con La Brújula 24. Después de negociar, llegamos a un acuerdo para entregar dos mil dólares y me citaron ese mismo día en la esquina de Zelarrayán y Perú para que entregue el dinero”, sostuvo el profesional de la salud bucal.

También recordó que “cuando llegué a mi casa me quedé pensando porque me daba bronca entregar la plata sin que haya hecho nada. Llamé a un amigo juez que me dijo que me iba a contactar con el fiscal Del Cero. Se planificó en el momento, ese mismo viernes, me pidió extender el horario de entrega del sobre para darle tiempo para organizar el operativo. Logré postergarlo un par de horas”.

“Vino la Policía Federal a mi casa, tomaron foto a los dólares, fui al lugar donde me habían citado. Estaba muy nervioso porque no sabía cómo iba a terminar todo. El que viene a buscar el dinero es Dupré; estaba vestido de civil, se me pone al lado y se subió a la camioneta para que le entregue la plata. Me empezó a dar consejos de por qué salía con una chica más joven. Yo les preguntaba por qué hacían esto, si algo de la plata iba para él y me dijo que eso iba para arriba, pero que llevaban adelante esta maniobra porque eran policías”, agregó.

Claro que lo más álgido todavía no había ocurrido: “El fiscal consideró que era complicado que me pongan micrófonos porque si me pedían el celular podía comprometerme. Uno de los policías de la Federal pasó por la esquina, me vio hablando con el Policía, pasaron 15 minutos hasta que llegó un auto que se cruzó y nos hicieron bajar. Ellos no me conocían, por eso esposaron a ambos hasta que pudieron determinar que yo era el denunciante”.

“Dupré no se resistió, no estaba armado. Me miró sorprendido y después de abrir la puerta tiró el sobre. Incluso había dos autos en dos cuadras diferentes. Al único que tuve cerca esposado fue a Dupré, se quedó sentado, callado y mirando para abajo”, finalizó, respecto a la traumática secuencia.

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