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Opinión

Terminar con la trata de personas es un compromiso de todos

Por Evangelina Castro, integrante de Bahía contra la Trata

Hace unos meses fui a una cafetería céntrica para estudiar un poco, me ubiqué en una de las mesas del fondo y minutos después, junto a mí, se sentaron un hombre mayor muy bien vestido y una chica jovencita, tal vez con 18 años recién cumplidos. Me llamó la atención la diferencia de edad y rápidamente entendí el porqué de la reunión: era una entrevista de trabajo.

Mientras yo miraba fijo la computadora dejé mi oreja en la otra mesa, hubo algo en el cuadro que me generó sospecha. La conversación era muy amena, la manejaba totalmente el hombre comentando sobre lo buena que era su esposa, lo bien que se llevaban, lo exitoso que era su hijo que vivía en Nueva York. La chica escuchaba obnubilada y asentía a todo.

Mi primera bandera roja fue la pregunta de él: “¿Sabés algo de matemática?” ella con vergüenza contó que aún adeudaba esa materia,  pero la entrevista continuó como si nada. La propuesta era con una gran empresa de venta online, ofrecía contratación inmediata, un puesto complejo, importante y muy bien pago. Era llamativo el hecho de que la chica, a pesar de no tener experiencia, ni conocimientos técnicos estuviera por ser contratada.

Le dijo que ella era ideal, que tuviera el documento y pasaporte al día, que seguramente pronto se le abrirían muchas puertas, que si destacaba la enviarían a Estados Unidos o España a disfrutar de la buena vida… aunque la oficina central estaba en Catamarca y primero la llevarían allí.

Más allá de denunciar de inmediato la clara situación de captación para redes de trata, me llegó una pregunta a la cabeza ¿Es la primera vez que algo así ocurre y justo yo lo presencié? La realidad me respondió que no, no se trata de coincidencias, las redes de trata están todo el tiempo al lado nuestro, en nuestros barrios, en las cafeterías del centro, en las redes sociales de nuestras hijas e hijos. La ruptura se produce cuando miramos de verdad, cuando escuchamos con compromiso y ante esa primera bandera roja levantamos el teléfono y marcamos 145.

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