La nueva versión de Batman trae profundas oleadas de oscuridad

Por Fernando Quiroga
Especial para La Brújula 24

Creo que es justo dejar claro que no conocimos a Robert Pattison en la saga Crepúsculo; ya lo habíamos visto antes en Harry Potter y el Cáliz de fuego, donde interpreta a Cedric Diggory. Por lo cual, no nos resulta novedoso ni su éxito aplastante y ascendente, ni su carrera ecléctica y protagónica. Lo que sí, para los detractores de siempre, verlo en la piel de Bruce Wayne (Bruno Díaz para nosotros) hizo elevar algunas voces más sesgadas por la envidia que por la opinión y la crítica real.

Lo cierto es que Mark Reeves, el director de The Batman, ayer anunció en sus redes que ya terminó el rodaje de la versión del clásico de Bob Kane. Ante la esperable pregunta sobre la fecha de su estreno, podríamos responder con mucha cautela: “no lo sabemos, pero seguramente será a fines de este año”. La presunción es muy simple; luego de un breve descanso, es probable que comience la pos producción que no se extenderá más que tres o cuatro meses. Analizando las variables temporales que suelen especularse a partir de las fechas elegidas y convenientes, es probable que, al término del verano norteamericano, la gótica experiencia llegue a los cines.

Debo dejar clara mi postura; personalmente (y solo por el trailer que, arriesgadamente y en pleno rodaje, el directo subió hace seis meses) creo que a la par de Barman Returns, dirigida por Tim Burton, y The Dark Knight, de Christopher Nolan (ambas secuelas superadoras de grandes realizaciones) este nuevo filme mantiene elementos del animus creepy de un Batman que, vuelve a su esencia oscura, diezmada a través del tiempo por sendos e inoportunos tratamientos pop.

Me encanta la claridad con la que arribaron a tratar el espíritu tortuoso al que, naturalmente, refiere el personaje de un joven que creció frente al impune asesinato de sus padres. Sumando a este trauma, una personalidad avasallante, una calidad introspectiva y las posibilidades económicas para montar un sistema que luche en favor de la justicia; nos encontramos con un interesante espécimen, un ciudadano no tan cuerdo, pero si decidido a destruir el mal por encima de todas las cosas. Ese, es el incondicional Bruce Wayne que interpreta Robert Pattison, un oscuro vengador (él lo admite en el avance) restaurador del orden, pese a sus interminables oleadas de dolor.

Otras figurasque al sumarse a este proyecto, lo confirman como más que soberbio: la siempre increíble Zoe Kravitz encarnando a Gatúbela, Andy Serkis como Alfred, y la aplaudible y controversial transformación facial de Colin Farrell, para lograr su nueva y personal versión de El Pingüino.

En el trailer, suena “Something on the way”, oda a la depresión grunge de los 90 compuesta por Nirvana; tal vez un giro estético de Reeves para que el versátil y talentoso Pattison, logre bucear en su interior y así sentir la aciaga emoción que envuelve al taciturno millonario.

Un nuevo Batman llega. Lo paradójico es que, si seguimos amando a los oscuros y solemnes reparadores de la realidad, es porque los hacemos (tal vez inconscientemente, tal vez adrede) únicos depositarios de una justicia que, ningún espacio formal, ha sabido sostener ni proyectar con la oportuna y debida confianza para la gente.