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Viajó a San Luis

Una mamá de White quiso conocer al hombre que recibió el corazón de su hijo

Silvia, la madre de Angel Almada, el joven que falleció tras caer de un puente peatonal, se encontró con Sergio Rivarola (53), quien fue trasplantado días después del trágico hecho.

“Los órganos no van al cielo, se quedan en la tierra a salvar vidas”, cuenta Silvia, mientras su voz del otro lado del teléfono parece quebrarse. Pero se sostiene, tal cual lo ha hecho a lo largo de estos casi cuatro años.

Hace apenas unas horas, la mamá de Angel Almada, el chico de 17 años que falleció luego de caer del puente peatonal de Ingeniero White en marzo de 2016, vivió un momento tremendo, difícil de explicar. Un instante en el que se unieron la tragedia con el milagro de la vida y la ciencia.

En la terminal de San Luis, Silvia se encontró por primera vez con Sergio Rivarola (53), la persona que recibió el corazón de su hijo durante un trasplante realizado en Córdoba, pocas horas después de confuso episodio.

“Saber que sirvió para algo y que una parte de Ángel está ayudando a una persona es algo maravilloso”, mencionó Silvia en contacto con la redacción de LA BRÚJULA 24.

El contacto entre ambas familias lo inició Sergio, ni bien pudo salir de un largo post operatorio. Una vecina le comentó que el corazón trasplantado era de un chico fallecido de manera confusa en Bahía Blanca. Sergio buscó en las redes el caso del Ángel Jesús Almada y así logró contactar a la hermana de Silvia por Facebook.

“Se comunicó con mi hermana porque ella era quien salía a hacer las notas en los diferentes medios”, contó Silvia.

A partir de allí, se inició un largo proceso. Para la mamá de Angel, no fue fácil tomar la determinación de emprender este viaje.

“Fue un proceso largo. Quizás me hubiera gustado venir antes, pero no fue fácil. Era remover muchísimas cosas adentro mío. Pero mi hija, que ahora tiene 11 años, me ayudó mucho a tomar la decisión”, explicó.

Sergio, un ex empleado de estación de servicio de la localidad de La Toma, realiza una vida casi normal después de haber estado en emergencia nacional. De hecho, al momento del llamado de este medio, se encontraba junto con la hija de Silvia realizando compras.

“Que alguien pueda disfrutar gracias a Ángel es impagable. Para mí fue una experiencia difícil, pero valió la pena”, completó Silvia.

El abrazo, el volver a sentir el corazón de su hijo, la emoción, el llanto emocionado de ambos en la mañana puntana. Momentos que ninguno olvidará.

Una demostración más de la importancia fundamental que tiene la donación de órganos.

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