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Se desempeñaba en Puerto Belgrano

El dolor de una de las amigas del militar asesinado por motochorros

Érica Fernández Tejo dijo que Fernando Ariel Montoya tenía tres trabajos para poder asistir a su hijo de 18 años y a su familia. “No lo podemos creer. Queremos justicia”, dijo la mujer.

Érika Fernández Tejo vive entre el dolor y la incredulidad desde ayer por la mañana, cuando un mensaje de WhatsApp le comunicaba que su amigo, Ariel Fernando Montoya, un suboficial de la Armada que se desempeñaba en Puerto Belgrano, había sido asesinado por motochorros en la localidad de Merlo, en Buenos Aires.

En poco más de 4 años de residencia en la vecina localidad, Montoya había logrado establecer importantes vínculos con gente de diferentes sectores, entre vecinos, amigos y también amantes del ciclismo y del running, deportes que practicaba como hobby.

“Estuve chateando el sábado por la mañana con él. Me había contado que había salido a andar en bicicleta y que a la tarde se iba a juntar con unos amigos. Y el domingo me llegó la terrible noticia. Se me partió el corazón”, contó Érika, en comunicación con el programa Deberías Saberlo, de LA BRÚJULA 24.

El joven suboficial se movilizaba junto a su novia a bordo de una moto cuando fue abordado por tres ladrones que le quisieron robar el vehículo.

Luego hubo un tiroteo, donde Montoya recibió un disparo en el abdomen que le provocó la muerte. Además, en el enfrentamiento, el militar alcanzó a efectuar algunos disparos que le provocaron la muerte a uno de los delincuentes y varias heridas a otro, que se encuentra en grave estado.

“Ayer nos juntamos en la plaza de Punta Alta para hacerle un homenaje. No puede ser que a un chico tan bueno le haya pasado algo así. Tenía tres trabajos para poder mantener a su hijo de 18 años y para darle una mano a su familia”, relató la mujer.

“Hacía un año y medio que lo trataba. Es más, me había avisado que cuando volviera a Punta Alta íbamos a hacer un asadito. No lo puedo creer”, agregó.

Para finalizar, Érika dijo que su intención y la de su grupo más cercano es la de seguir de cerca el caso, porque no quiere que quede impune.

“El tiempo va curando las heridas, pero esto va a ser difícil de olvidar. Este tipo de muertes tan inesperadas y con un chico tan bueno, son muy duras e inexplicables”, finalizó.

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