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El incidente de tránsito de Manu que pudo haber cambiado la historia de la Generación Dorada

"Casi palmo durante mi luna de miel. Se me vino un auto de frente que pasaba a un camión en una curva", reveló el bahiense.

El bahiense Emanuel Ginóbili reveló detalles desconocidos de un accidente de tránsito que sufrió en 2004, meses antes de los Juegos Olímpicos de Atenas, donde la selección argentina de básquetbol se colgó la medalla dorada.

"En 2004 casi palmo durante mi luna de miel. No me maté de pedo. Se me vino un auto de frente que pasaba a un camión en una curva. Me tiré a la banquina y empecé a derrapar. Podría haber matado a alguien, podría haberme estampado contra un árbol, me podía caer en un precipicio o darme de frente con él. Ahí no había un juego olímpico, no había más carrera. Era una moneda al aire", contó el bahiense durante una extensa charla con su ex compañero de equipo Fabricio Oberto en DTMB.

En el inicio de la entrevista, el ex Spurs hizo foco en su rotundo cambio de vida, lejos de las presiones del mundo NBA. “Estoy viviendo una vida stress free total. No pienso en no dormir por un partido, o pensar en cómo jugar en ese partido. Me canso de pensarlo. Lo disfruté muchísimo la etapa de los playoffs, los esperaba, pero creo que me saturé. Creo que llegué a un tope. Eventualmente volveré a jugar con mis amigos, pero hoy estoy en una etapa de desintoxicación”, dijo.

“Espero llegar a los 90 años. Puede pasar de todo, y mis objetivos pueden cambiar. Hoy están orientados a la crianza de mis hijos, en mi pareja, en mí… Trabajé mucho por 20 años y ahora disfruto de los frutos de esos años. Supongo que en algún momento se acabará esta magia, esta sensación, y volverá la inquietud de algún desafío más grande. Ahora estoy en un momento de paz total”, recalcó.

Para graficar sus actuales sensaciones, Ginóbili rememoró una anécdota luego de su retiro de la actividad profesional. “Los primeros dos meses hacía yoga, tenis... Pero un día llegué al gimnasio para cambiarme y digo ‘hoy no tengo ganas’. Me levanté y me fui. Vine a mi casa a leer, escribir. Es un privilegio increíble. A las 10:30 de la mañana ya no tenía ganas de “trabajar” y me vine”, sostuvo.

“Una vez que juego al tenis contra un amigo quiero ganar, y lo voy pinchando, pero no necesito tres horas de preparación, ver videos de lo que hice bien o mal. Eso era algo que me presionaba, o me generaba responsabilidad”, concluyó.

(Fuente: Infobae)

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