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Un especialista cuenta cómo es el arte de maquillar la muerte

Daniel Carunchio es el tanatólogo más respetado de Argentina. Proveniente de una familia de funerarios, estuvo siempre vinculado a la muerte. Por eso la considera algo totalmente natural.

A la hora de explicar su función, el profesional comentó, con total simpleza, que "lo que se hace es demorar la descomposición de un cadáver por el tiempo que sea necesario".

Y reconoció que "no es común porque no es conocida la práctica en el país, pero en cualquier lugar del mundo avanzado, en toda funeraria tiene que haber un director funerario y un embalsamador".

En su relato, Carunchio explicó que "recién ahora se puede estudiar esto en la Argentina. Nosotros tenemos una empresa que atendía 1200 funerales por mes. Ahí empezamos a perfeccionarnos y descubrimos que existía esta carrera para hacer y lo hacemos desde el 82, fuimos el primer equipo en el país".

Consultado respecto del trato a la muerte, el profesional contó que "siempre fue natural para mí", y realizó un paralelismo con el pensamiento urbano. "La relación del porteño con la muerte es cada vez más fría, más exprés. Se están perdiendo esos ritos funerarios, homenajes, y que después traen una mala elaboración del duelo".

"La gente tiene que poder despedirse dignamente de esa persona que partió, y creo que no se hace por falta de conocimiento, porque no se sabe cómo es el tratamiento que se le hace al cuerpo", graficó Carunchio.

Y a modo de ejemplo, indicó: "Lo que nosotros hacemos es descontaminar ese cuerpo que está sin vida para que pueda ser exhibido y recuperar sus facciones naturales. Sería muy feo velar a alguien perdiendo líquido por la nariz, la idea es que se vea natural, durmiendo, sin rasgos de sufrimiento".

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